Proceso terapéutico

Aprende a caminar distinto

Aunque cada persona es un mundo y, ciertamente, es el terapeuta quien tiene que adaptarse a cada mundo particular, casi todo proceso terapéutico consta de cuatro fases generales claramente diferenciadas: evaluación, análisis funcional de la conducta a través del establecimiento de hipótesis, tratamiento y seguimiento.

Evaluación

Evaluación

La evaluación constituye la primera toma de contacto. Durante esta fase exploraremos, entre otras cosas, las razones y motivos por los cuales has decidido recurrir a un profesional. Normalmente, la evaluación suele abarcar un par de sesiones, y el objetivo final consiste en recabar toda la información relevante que sea necesaria para conseguir hacernos una idea general del problema que deseamos solucionar. No debemos olvidar que la psicoterapia es un trabajo conjunto, somos un equipo, y para conseguir las metas y objetivos que nos proponemos lograr hemos de trabajar juntos; así que siéntete completamente libre de preguntar cualquier duda en cualquier momento.

Análisis funcional de la conducta

Análisis funcional de la conducta

Terminada la evaluación y partiendo de la información obtenida, el siguiente paso consiste en llevar a cabo una relación de hipótesis que trate de explicar los antecedentes que han dado origen al problema, así como sus consecuencias y posibles variables moduladoras que estén afectando al mantenimiento del mismo. Es lo que se conoce en psicología como «análisis funcional de la conducta». Esta fase es muy importante, porque nos permitirá (de manera simplificada) dividir un gran problema en una serie de problemas pequeños, mucho más fáciles de superar. De primeras, escalar una gran montaña puede parecer un reto abismal y casi imposible de conseguir; así que yo te propongo: ¿y si dividimos esta colosal tarea en tramos más manejables?

Tratamiento

Tratamiento

El tratamiento varía en función de la problemática a tratar. En esta fase nos ocuparemos de proveerte de todos los recursos y herramientas necesarias para abordar con éxito el problema que nos ocupa. Un martillo es una herramienta muy útil, pero, desgraciadamente, no todos los problemas pueden ser tratados como si fueran clavos. ¡Ah, y no olvides que esto es un trabajo en equipo! ¡Yo pongo la brújula y tú los pasos!

Seguimiento

Seguimiento

A medida que el tratamiento surta efecto y cumpla su función, iremos espaciando las sesiones, de manera que puedas consolidar los cambios producidos en la terapia y aplicarlos en tu día a día. La fase de seguimiento busca la supervisión de los logros alcanzados y la vuelta a tu vida ordinaria como una persona preparada para afrontar los obstáculos que se vayan presentando de forma eficaz y autónoma.

Por último, procederemos a la conclusión de la terapia. Al final, el objetivo último que perseguimos es que puedas volver a volar solo. Así todo, la vida es un flujo de cambio constante, y si en algún momento sientes que las alturas te vuelven a dar vértigo o notas que tus alas no funcionan como a ti te gustaría que lo hiciesen, ya sabes donde estoy. Nuestro vínculo no termina con el cierre de la terapia; vuelve y lo resolveremos juntos.